domingo, 29 de julio de 2012

CONGRESO BIANUAL DE INFANCIA MALTRATADA


17-19 de Octubre de 2012, Oviedo



Organiza: FAPMI

La Federación de Asociaciones para la Prevención del Maltrato Infantil (FAPMI) organiza desde 1.998 con carácter bianual el Congreso Estatal de Infancia Maltratada. Oviedo ha sido la ciudad elegida para la celebración de la XI edición durante el mes de octubre de 2012. En esta ocasión el Congreso está siendo organizado junto a la Asociación Asturiana para la Atención y el Cuidado a la Infancia (ASACI), bajo el lema "CONSTRUYENDO PUENTES ENTRE INVESTIGACIÓN Y PRÁCTICA". El Congreso adquiere a partir de 2012 un carácter internacional con la presencia de destacados investigadores y profesionales del ámbito europeo, Latinoamérica, Estados Unidos y Canadá.


Dentro del programa del Congreso podemos encontrar, entre otras, las siguientes ponencias;




  • Evaluación de la implantación del Acogimiento Familiar Terapéutico Multidimensional en Inglaterra. Dra. Nina Biehal. Universidad de York (Inglaterra)


  • El modelo francés de Acogimiento Familiar Profesional. Dr. Vicent Ramón. Asamblea Nacional de Familias Acogedoras de Francia


  • Mejora del tratamiento del trauma en menores maltratados: la realidad virtual como herramientas terapéutica. Dra. Concepción López Soler. Universidad de Murcia


  • Adopción: viejos temas, nuevos retos. Dr. Jesús Palacios. Universidad de Sevilla


  • La eficacia de las intervenciones familiares. Dra. Ignacia Arruabarrena. Universidad del País Vasco.


  • Los abusos sexuales y otras formas de maltrato sexual: necesidad de un nuevo enfoque en la intervención. Dr. Felix López Sánchez. Universidad de Salamanca

Precio: 155-195 €


Más información


martes, 24 de julio de 2012

Taller intensivo a la INTERVENCIÓN TEMPRANA PARA LA PROMOCIÓN DE APEGOS SEGUROS EN POBLACIONES DE ALTO RIESGO: EL PROGRAMA CíRCULO DE SEGURIDAD

14 DE SEPTIEMBRE 2012, MADRID



El Círculo de Seguridad (Circle of Security) es un programa creado en EE.UU. para la intervención temprana con familias de alto riesgo (pobreza, drogodependencias, problemas de salud mental, inmigración, monoparentalidad, etc.). El protocolo, inspirado en la Teoría del Apego, tiene como objetivo ayudar a los cuidadores a proveer a sus niños de las condiciones necesarias para el desarrollo de un estilo seguro de apego. El programa es accesible tanto para los técnicos como para las familias, y conjuga la potencia clínica con el rigor científico. Con este taller, los participantes aprenderán a reconocer los aspectos fundamentales de apegos saludables y no saludables en infantes y preescolares, así como a diseñar y planificar intervenciones orientadas a la promoción y la reparación de patrones interpersonales positivos entre el niño y sus cuidadores.



Precio: 60 euros. Aforo limitado. Imprescindible inscripción.
Universidad Pontificia Comillas
Aula García Polavieja
C/ Alberto Aguilera, 23
Madrid

lunes, 9 de julio de 2012

CONFERENCIA DE GIORGIO NARDONE: El diálogo estratégico

En la web del Colegio de Psicólogos de Madrid podemos encontrar un vídeo con la conferencia de NARDONE del pasado 4 de noviembre de 2011.

Os dejo el enlace para que podáis verlo.

http://www.copmadrid.org/webcopm/resource.do

Así, si nunca habéis acudido a ninguno de sus seminarios como yo, este vídeo os puede servir para conocerle como conferenciante / formador.

MISTIFICACIÓN Y JUEGOS DE PODER EN LA TERAPIA DE PAREJA

Resumen del artículo de JOSÉ LUIS MARTORELL


Cualquier modalidad de terapia plantea la siguiente cuestión ¿qué vienen a hacer a la terapia esa o esas personas?: es decir, aclarar la demanda real de las personas implicadas en el proceso terapéutico más allá de la demanda que verbalicen en el primer contacto o en la primera sesión, más allá del motivo explícito por el que acuden a terapia.


En la terapia de pareja, además, la demanda real de uno de los miembros de la pareja puede ser diferente e incompatible con la demanda real del otro. En la pareja encontramos dos niveles en sus demandas:
El nivel externo: la pareja se presenta como un sistema con una relación cooperativa: hay una situación que amenaza la estabilidad y la convivencia de la pareja y conjuntamente se aprestan a resolverlo.
El nivel interno: el ámbito de las demandas reales es que la situación es en la mayoría que la pareja está enganchada en una relación de poder, por lo que quiere decir que cada uno aspira a una solución que excluye la del otro y por tanto no cooperan sino que pugnan. La relación de poder de la que es consecuencia es asimétrica.


Esta desigualdad en la posesión de poder en los miembros de la pareja determina la esencia de sus demandas reales, más allá de los contenidos concretos que cada pareja particular ponga sobre la mesa en la terapia.
De un modo resumido, el trasunto más usual en una terapia de pareja es el siguiente: uno teme perder el control que ha venido teniendo sobre la situación y que ésta cambie, y el otro quiere hacer que la situación cambie pero siente que no tiene el control sobre dicha situación y ésta se le impone una y otra vez.


¿Cómo y con qué mecanismos relacionales aflora esta situación entre las personas cuando forman una pareja? Son importantes porque sobre ellos pivota y se explicita el problema, porque surgen de un modo concreto en la sala de terapia y porque la solución a la crisis pasa por afrontarlos. Estos mecanismos relacionales son la “mistificación” y los “juegos de poder”.


MISTIFICACIÓN
Consiste en dar una explicación plausible pero falsa de algún aspecto de la realidad, bien sea algo que está pasando, algo que se hace, o algo que una persona siente, percibe o es. La mistificación siempre oculta o niega algo (algún aspecto de la realidad) y siempre pretende algo (forzar la realidad en un sentido concreto).
Laing descubrió que las familias esquizofrenógenas utilizan la mistificación como un mecanismo para controlar las amenazas de conflicto.
Está ligada al mantenimiento del poder y al poder mismo, pues es básicamente una mentira de apariencia impecablemente razonable, con la que una persona mantiene una situación logrando que otro haga o no haga, piense o no piense, sienta o no sienta.


JUEGOS DE PODER
Son una modalidad de juego psicológico. Una serie de comportamientos entre dos personas que se da siempre del mismo modo, una y otra vez, con una motivación oculta (que es inconsciente) y que termina siempre igual, dejando sentimientos negativos. Son un tipo de juego en el que el primer jugador busca que el segundo jugador haga algo que éste no quiere hacer. Esta relación es repetitiva, compulsiva (sienten que no pueden dejar de hacerlo) e intensa (los juevos se juegan en lugar de tener relaciones auténticamente íntimas, tanto porque éstas se temen como no se sabe cómo llegar a ellas).
Si nuestra argumentación es correcta, los objetivos terapéuticos deberán orientarse a afrontar las mistificaciones y los juegos de poder en los que la pareja como sistema está atrapada.

EN TERAPIA


El primer paso a dar es afrontar las mistificaciones existentes, porque en torno a ellas se justifican y explican las conductas y sentimientos que han llevado a la pareja a terapia.
La terapia eficaz pasa por identificarlas (las demandas reales y las mistificaciones) y entenderlas como tales. Y esto no puede ser nada fácil. Podemos realizar hipótesis de dónde, en quién, sobre quién y en qué área sospechar que existe una mistificación. Una vez identificada la mistificación debe ser entendida existencialmente, es decir, entender la función que cumple en la vida tanto del mistificador como del mistificado.


Existe por tanto, una doble vía de ataque terapéutico en una situación mistificada:
1) La confrontación sistemática de la mistificación propiamente dicha
2) La iluminación de las zonas temidas de cada persona y oscurecidas por la mistificación, así como el proporcionar a la persona los permisos, la potencia y las protecciones necesarias para afrontarlas.


Confrontar la mistificación ayuda a lograr el segundo punto permitiendo un acceso a éste mucho más rápido y efectivo; en muchas ocasiones, los fracasos en solventar con éxito el segundo punto se deben a que no se confrontó la mistificación. La confrontación de la mistificación comprende los siguientes pasos:
a) Identificar
b) Entenderla existencialmente
c) Estar atento y ser hábil para verla aparecer en la sesión y no ignorarla o verse enredado en ella
d) Exponer la propia opinión firmemente cada vez que aparezca.

jueves, 5 de julio de 2012

CONFERENCIA “LA ADOPCIÓN Y EL CICLO VITAL: HACERSE MAYOR COMO PERSONA ADOPTADA”

DAVID BRODZINSKY
UNIVERSIDAD DE COMILLAS, 5 DE JULIO DE 2012

El significado de ser adoptado ha cambiado a lo largo de la historia, y tenemos que tener en cuenta los diferentes contextos en los que se produce la adopción.
En el contexto social ha cambiado mucho el proceso de adopción en los últimos 50 años, ¿quién es adoptado? y ¿quién adopta? son interrogantes que cuya respuesta se ha ido modificando a lo largo del tiempo. Primero eran solamente bebés los menores que se daban en adopción, así como los deseados por los adoptantes. La edad de los menores en proceso de adopción ha ido en aumento, así como que, con el tiempo, ha habido muchos menos niños disponibles para la adopción (en la protección del menor se ha primado el mantenimiento del menor con su familia de origen, trabajando lo posible con éste núcleo para que el menor pueda reunirse con ellos lo antes posible).

Actualmente los menores que se adoptan son más mayores, por lo que ya tienen una historia previa; han podido estar en distintos centros de protección, en familias de acogida, han podido sufrir maltrato institucional… También se observa mucha diferencia de edad entre los padres adoptantes y los menores. Se están dando casos de padres adoptivos muy mayores (lo que últimamente conocemos como “padres añosos”), hay países en los que esto está regulado en su legislación (en España, por ejemplo), pero en EEUU esto no está limitado, por lo que se están dando casos de padres con más de 60 años que adoptan a menores. En cuanto a quién adopta, a parte de su edad, podemos señalar que, dependiendo en el país que se esté, familias monoparentales, mujeres solas, homosexuales, pueden ser candidatos o no a ser padres adoptivos.

Se ha ido normalizando el “ser adoptado”, ya no es un estigma. Ahora la persona adoptada puede sentir que es una situación normalizada, puede por lo tanto preguntar por sus orígenes ya que, de alguna manera, está permitido hacerlo sin peligro de poner en riesgo el vínculo con sus padres adoptivos. En un país donde se fomente mucho la adopción internacional, la adopción interracial, también el adoptado se sentirá más arropados ya que no se siente el único en esa situación.

Las actitudes y comportamientos de la familia adoptante y la familia extensa son factores más inmediatos que influyen en la manera en la que la adopción es experimentada e internalizada por la persona. Se pueden dar las denominadas “declaraciones microagresivas”; son informaciones que le llegan al menor sobre diferencias entre él y los otros miembros de la familia, es decir, de que al niño no se le ve como al resto de los miembros, por lo tanto es diferente, distinto, otro….

Significado de ser adoptado. Comprensión de la adopción en las distintas etapas.

Los niños en la etapa preescolar (3-5 años), empiezan a preguntar por el origen de los niños “¿de dónde vienen los niños?”. Es entonces donde se empieza a hablar de la adopción. Los padres le explicarán el proceso con palabras que puedan entender y en la medida en que el menor pregunta. En esta etapa los niños manejarán el lenguaje de la adopción aunque no tendrán una comprensión real de lo que significa. Por lo general, se tiene una actitud muy positiva hacia la adopción.

A partir de los 6-8 años comprenderán el significado de la adopción algo mejor, pero ahora cambiará esa actitud positiva de la edad preescolar, porque ahora se hará consciente de la pérdida que ha tenido. Es decir ahora piensan que no solo han ganado una familia sino que también han perdido a otra. Pueden recordar (o imaginar) lo que han perdido como una separación traumática.
El niño empieza a entender el proceso biológico y verá que hay diferencias entre él y sus hermanos (o entre él y otros niños con sus padres). El niño preescolar siempre ha definido a la familia desde conceptos emocionales, pero a partir de los 6 años la parte biológica cobra importancia y surgen dudas ¿los biológicos también son mis padres?
Más adelante sienten la necesidad de hacer preguntas a sus padres biológicos. Las primeras explicaciones que le dieron sus padres adoptivos sobre el motivo por el que fue dado en adopción (porque era joven… porque no tenía recursos económicos… porque estaba sola…). Con el tiempo no le va a servir porque el pensamiento del niño es más complejo y piensa alternativas; “¿por qué no buscó un trabajo?”, “¿por qué no se casó con mi padre?”… entonces se llega a la otra “verdad” / realidad (o posibilidad) de la adopción; “es que no me quería”.

En la adolescencia, etapa caracterizada por la búsqueda de autonomía, los aspectos físicos preocupan más, se inquietan mucho porque aparece el “¿a quién me parezco yo?”. Se preguntarán “¿de dónde vengo?”. Y podrán querer buscar su identidad a través de la búsqueda de su familia de origen biológica

Un ejemplo es una chica adoptada que con 14 años empieza a ser sexualmente activa, como su madre biológica que sabía que la había dado en adopción siendo muy joven. Empieza a buscar, como un deseo inconsciente, quedarse embarazada joven, tal y como le pasó a su madre biológica. Pero con la diferencia de que ella se quedaría con el bebé, se haría cargo del mismo, sin la necesidad de darlo en adopción.

Tenemos que entender la adopción como una pérdida ambigua. Se mantienen fantasías de búsqueda y de reencuentro. Si la pérdida no se reconoce por parte de los demás, el adoptado no se siente comprendido en su dolor. Se tiene que reconocer esa pérdida, se valida, para que el niño o adulto adoptado pueda hablar abiertamente de su historia.

martes, 3 de julio de 2012

EL NIÑO ABUSADO SE CONVIERTE EN ADULTO. ARTÍCULO DE STEFANO CIRILLO

Resumen artículo. El artículo completa cuenta con ejemplos de casos clínicos, muy interesante, si podéis os recomiendo leerlo completo.


En este artículo el autor analiza algunos casos clínicos para reflexionar sobre diferentes resultados que la experiencia del abuso sexual sufrido en la infancia puede tener en la influencia del desarrollo de un sujeto de sexo masculino.


Distingue TRES posibilidades;
Transformación de víctima en agresor
Persistencia en posición de víctima
Espectador relativa a los hermanos varones de víctimas de sexo femenino

Siguiendo a GREEN, tras identificar una serie de graves secuelas del abuso sexual infantil ( ansiedad, depresión, bajo nivel de autoestima y comportamientos suicidas, abuso de drogas, disfunciones sexuales, vulnerabilidad de las víctimas de sexo femenino a sufrir nuevos episodios de violencia en la vida adulta), recuerda que un número menor pero significativo de ellos se convertirá en autor de acoso sexual a niños.


Factores que influyen en las consecuencias del abuso


Los siguientes factores no guardan una relación directa pero sí influyen en el resultado del abuso.
a) La relación con el abusador – mientras más estrecho y significativo sea el vínculo que mantiene con la víctima, más doloroso debería ser el trauma.
b) La edad de la víctima – a mayor precocidad del trauma, más destructivo puede llegar a ser. Pero también, a mayor plasticidad psíquica, mayor es la probabilidad de que la herida pueda cicatrizar.
c) Las modalidades con las que el abuso ha sido llevado a cabo – cuanto más invasivo, más dañino. Cuanto más oscuro y enmascarado, más difícil será la víctima para decodificarlo como un abuso.
d) La duración – una mayor duración del trauma en el tiempo, se relaciona con peores consecuencias. Pero también un único gesto aislado puede conllevar consecuencias dramáticas.
e) Las reacciones de la víctima – mientras más capacidad haya tenido la víctima para defenderse , para poner fin al abuso, para pedir ayuda, para denunciar precozmente, menos intensos e invasivos serán los sentimientos de culpa.
f) Los factores de protección intra y extrafamiliares.

La autodescalificación, en el sentido de la propia desvalorización, es el primer enemigo de estas pacientes, y por tanto, el primer obstáculo que encuentra la terapia.
Si pasamos de indagar la vivencia intrapsíquica de la víctima a sondear su percepción de las relaciones significativas, nos daremos cuenta que al revisar las modalidades de las revelaciones del abuso por parte de la víctima, sean parciales o completas, sean o no eficaces, escuchadas o ignoradas, o al contrario, su incapacidad para hablar de ello, nos conducirá directamente al corazón de las relaciones familiares, cuyo funcionamiento hace que el niño hable o se calle, así como si el abuso fuera revelador de la calidad de los vínculos en los que el pequeño está inmerso.


PRIMER POSIBILIDAD O SITUACIÓN: DE VÍCTIMA A AGRESOR


Un mecanismo de defensa en estos casos para no sucumbir al trauma, puede ser la identificación con el agresor; el niño, víctima inerme e impotente, desplaza en el futuro una especie de represalia y venganza. “No seré siempre tan pequeño y débil, me haré mayor y fuerte, y entonces verán de lo que soy capaz”.
Sin embargo, el mecanismo implica un precio muy alto para la psique, porque obliga a la mente a una escisión; idealización de sí mismo (como educador, buen padre, cuidador...), y , por otro lado, la coacción a repetir el abuso responde a la exigencia de revivir el trauma sufrido, pero esta vez controlándolo – y no sufriéndolo – gracias al intercambio de rol. Para hacerlo, tiene que, por así decirlo, matar a una parte de sí mismo, suprimiendo la empatía hacia el niño que se transforma en su víctima.


SEGUNDA POSIBILIDAD O SITUACIÓN: VÍCTIMA PARA SIEMPRE


En esta categoría de pacientes encontramos sujetos que solicitan ayuda a nivel privado de psicoterapia o en servicios de atención especializada y psiquiátricos, con demandas por patologías depresivas o ansiosas, con personalidades caracterizadas por escasa asertividad, dependencia, inseguridad en las relaciones con los demás; igual que en el primer grupo la agresividad se presentaba hipertrofiada o incontrolada, aquí sin embargo se presenta reprimida y censurada, mediante una especia de autocastración.
En esta categoría podemos encontrar pacientes carentes de figuras válidas de apego, sujetos entregados al rol de perdedor, el abuso lo marcará definitivamente, llevándole a dudar de manera radical del propio valor masculino. Sin embargo, no aparecen características de miedo, las figuras cuidadoras no presentan características que las conviertan en terroríficas, sino al contrario, frente a la crisis revelada de la víctima, responden sinceramente.
En estos casos, el trauma, cuyos efectos silenciosos han sido lesivos en el proceso de construcción de la personalidad, en particularidad a la asertividad y a la seguridad en sí mismo en las áreas relacionales, no ha sido agravado por intensas características de terror y de miedo. El abusador ha sido vivido como gentil y afectivo, tanto que su idealización ha resistido en parte a la desilusión provocada por la traición representada por el abuso.


TERCERA POSIBILIDAD O SITUACIÓN: EL ESPECTADOR (HERMANO DE LA VÍCTIMA ABUSADA)


En otro trabajo colectivo del equipo del CbM, un artículo de Di Blasio (1990) alertaba sobre el riesgo de descuidar a los hermanos varones de la niña abusada.
El hermano varón, excluido tanto de la centralidad patológica que el padre daba a su hermana, como de la atención reparadora de la madre, había terminado por ser periférico también a la mirada de los técnicos. Se encuentran casos en los que el hermano de la víctima a quien le había rozado el trauma, éste le había marcado por el mismo.

CONCLUSIONES


El vínculo de apego es un factor discriminante para predecir los efectos a largo plazo del abuso: cuanto más intenso es el terror asociado al trauma, tanto más necesaria es la presencia de figuras seguras y activas, que salven a la pequeña víctima del hundimiento de abandono provocado por la propia inerme soledad, que sentaría las bases para la identificación con el agresor.
Por el contrario, apegos inseguros, pero privados de aspectos de miedo, y por ello no de tipo desorganizado, inducirán probablemente procesos de construcción de un sí mismo más íntegro, pero entregado a un destino de falta de autoestima y de autodesvalorización, que – sin una intervención terapéutica reparativa – hará probable la repetición de experiencias de victimización.