lunes, 9 de julio de 2012

MISTIFICACIÓN Y JUEGOS DE PODER EN LA TERAPIA DE PAREJA

Resumen del artículo de JOSÉ LUIS MARTORELL


Cualquier modalidad de terapia plantea la siguiente cuestión ¿qué vienen a hacer a la terapia esa o esas personas?: es decir, aclarar la demanda real de las personas implicadas en el proceso terapéutico más allá de la demanda que verbalicen en el primer contacto o en la primera sesión, más allá del motivo explícito por el que acuden a terapia.


En la terapia de pareja, además, la demanda real de uno de los miembros de la pareja puede ser diferente e incompatible con la demanda real del otro. En la pareja encontramos dos niveles en sus demandas:
El nivel externo: la pareja se presenta como un sistema con una relación cooperativa: hay una situación que amenaza la estabilidad y la convivencia de la pareja y conjuntamente se aprestan a resolverlo.
El nivel interno: el ámbito de las demandas reales es que la situación es en la mayoría que la pareja está enganchada en una relación de poder, por lo que quiere decir que cada uno aspira a una solución que excluye la del otro y por tanto no cooperan sino que pugnan. La relación de poder de la que es consecuencia es asimétrica.


Esta desigualdad en la posesión de poder en los miembros de la pareja determina la esencia de sus demandas reales, más allá de los contenidos concretos que cada pareja particular ponga sobre la mesa en la terapia.
De un modo resumido, el trasunto más usual en una terapia de pareja es el siguiente: uno teme perder el control que ha venido teniendo sobre la situación y que ésta cambie, y el otro quiere hacer que la situación cambie pero siente que no tiene el control sobre dicha situación y ésta se le impone una y otra vez.


¿Cómo y con qué mecanismos relacionales aflora esta situación entre las personas cuando forman una pareja? Son importantes porque sobre ellos pivota y se explicita el problema, porque surgen de un modo concreto en la sala de terapia y porque la solución a la crisis pasa por afrontarlos. Estos mecanismos relacionales son la “mistificación” y los “juegos de poder”.


MISTIFICACIÓN
Consiste en dar una explicación plausible pero falsa de algún aspecto de la realidad, bien sea algo que está pasando, algo que se hace, o algo que una persona siente, percibe o es. La mistificación siempre oculta o niega algo (algún aspecto de la realidad) y siempre pretende algo (forzar la realidad en un sentido concreto).
Laing descubrió que las familias esquizofrenógenas utilizan la mistificación como un mecanismo para controlar las amenazas de conflicto.
Está ligada al mantenimiento del poder y al poder mismo, pues es básicamente una mentira de apariencia impecablemente razonable, con la que una persona mantiene una situación logrando que otro haga o no haga, piense o no piense, sienta o no sienta.


JUEGOS DE PODER
Son una modalidad de juego psicológico. Una serie de comportamientos entre dos personas que se da siempre del mismo modo, una y otra vez, con una motivación oculta (que es inconsciente) y que termina siempre igual, dejando sentimientos negativos. Son un tipo de juego en el que el primer jugador busca que el segundo jugador haga algo que éste no quiere hacer. Esta relación es repetitiva, compulsiva (sienten que no pueden dejar de hacerlo) e intensa (los juevos se juegan en lugar de tener relaciones auténticamente íntimas, tanto porque éstas se temen como no se sabe cómo llegar a ellas).
Si nuestra argumentación es correcta, los objetivos terapéuticos deberán orientarse a afrontar las mistificaciones y los juegos de poder en los que la pareja como sistema está atrapada.

EN TERAPIA


El primer paso a dar es afrontar las mistificaciones existentes, porque en torno a ellas se justifican y explican las conductas y sentimientos que han llevado a la pareja a terapia.
La terapia eficaz pasa por identificarlas (las demandas reales y las mistificaciones) y entenderlas como tales. Y esto no puede ser nada fácil. Podemos realizar hipótesis de dónde, en quién, sobre quién y en qué área sospechar que existe una mistificación. Una vez identificada la mistificación debe ser entendida existencialmente, es decir, entender la función que cumple en la vida tanto del mistificador como del mistificado.


Existe por tanto, una doble vía de ataque terapéutico en una situación mistificada:
1) La confrontación sistemática de la mistificación propiamente dicha
2) La iluminación de las zonas temidas de cada persona y oscurecidas por la mistificación, así como el proporcionar a la persona los permisos, la potencia y las protecciones necesarias para afrontarlas.


Confrontar la mistificación ayuda a lograr el segundo punto permitiendo un acceso a éste mucho más rápido y efectivo; en muchas ocasiones, los fracasos en solventar con éxito el segundo punto se deben a que no se confrontó la mistificación. La confrontación de la mistificación comprende los siguientes pasos:
a) Identificar
b) Entenderla existencialmente
c) Estar atento y ser hábil para verla aparecer en la sesión y no ignorarla o verse enredado en ella
d) Exponer la propia opinión firmemente cada vez que aparezca.

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