lunes, 26 de enero de 2015

Entrevista a Michele Scheinkman

La presente entrevista se realizó en el marco del Seminario Internacional Cómo tratar la infidelidad en la Terapia de Pareja, que la Fundación Aiglé organizó en Noviembre de 2009, encuentros que realiza habitualmente con el fin de promover la actualización y el intercambio con profesionales del ámbito académico del exterior del país. Michele Sheinkman es miembro del Equipo Docente del Ackerman Institute for the Family de la ciudad de Nueva York.

Michele Scheinkman ha enseñado terapia de pareja por más de 25 años en Estados Unidos, Brasil y Europa.
Además de su práctica privada, durante los muchos años que estuvo en Chicago fue directora de entrenamiento y coordinadora del programa de terapia de pareja en el Chicago Center for Family Health. Enseñó por muchos años en el School of Social Service and Administration y fue miembro del departamento de psiquiatría en la Universidad de Chicago. A principios de los ´80 fue psicoterapeuta del Student Mental Health Clinic en la Universidad de Chicago adonde supervisó y enseñó terapia familiar a residentes de psiquiatría del Illinois State Psychiatric Institute.
Luego de mudarse a Nueva York en 1999 participó en el centro multicultural Roberto Clemente. Actualmente atiende de manera privada en Manhattan, donde ofrece tratamientos individuales, de pareja y familiares en inglés y en portugués. Da cursos y Workshops de terapia de pareja en el Ackerman Institute for the family.


Clínica Psicológica: ¿Cuáles fueron sus primeros pasos en la psicología, qué la decidió a dedicarse a esta carrera?
Michele Scheinkman: Mi primera pasión fue la filosofía. En la secundaria me enamoré del existencialismo y de la fenomenología, y pensé que iba a seguir mis estudios en filosofía. Pero luego tuve un profesor fabuloso que me dijo "Te veo como psicóloga, Michele. Deberías considerar que puedes usar todas estas ideas que tanto te interesan para trabajar con la gente." Esta fue una recomendación que me cambió la vida y le estoy sumamente agradecida, hasta el día de hoy. Esta es la razón por la cual me encanta leer Irving Yalom. Admiro la manera en que logra conectar la psicología y la filosofía.
Mis primeros pasos fueron en Brasil, en la Universidad Federal de Río de Janeiro, en donde comencé a estudiar Psicología por dos años y medio aproximadamente. Pero luego me casé, y me fui a vivir a Estados Unidos. Cuando llegué allí, no me sentía identificada con la psicología americana porque estaba muy centrada en los comportamientos, era muy conductista en ese entonces. Busqué ideas europeas y encontré unos pocos profesores que estaban estudiando Piaget, entonces me eduqué en una psicología del desarrollo, como una manera de quedarme cerca de las ideas europeas. También encontré profesores en el departamento de filosofía que estaban interesados en el existencialismo, y entonces seguí filosofía. Luego apliqué para un master en la Universidad de Chicago, donde estaban comenzando a enseñar psicoterapia familiar. Leí "Pragmáticas de la comunicación humana", ¡y ese libro cambió mi vida! (se ríe"¦). Fue como si de pronto pudiera ver el mundo de una manera nueva y diferente. Luego leí "Cambio" y quedé atrapada. Siempre me gustó el psicoanálisis en cuanto a sus ideas intelectuales, pero nunca lo identifiqué como una base que permitiera ayudar a las personas. Las personas llegan a psicoterapia con problemas bien reales y necesitan ayuda para solucionarlos. Las ideas sistémicas me parecían más sensatas y pragmáticas.
Diría que esos dos libros fueron decisivos en mi elección por la psicoterapia familiar. ¡Por muchos años Watzlawick fue mi héroe!
C. P.: ¿Y cómo fue que llegó a ser terapeuta de pareja?
M. S.: En el programa de la maestría tuve que escribir un trabajo final de cierta consideración, y elegí escribir sobre terapia de parejas. Si ahora especulara por qué elegí la terapia de pareja, probablemente diría que fue porque me casé muy joven, tenía sólo 20 años"¦ ¡y quizá haya estado tratando de entender de qué se trataba el matrimonio!
Escribí ese trabajó y seguí fascinada por la psicoterapia de pareja. El campo de la psicoterapia de pareja carecía de teoría en ese entonces, pero me interesaba. Mi primer caso clínico en el segundo año de práctica fue una pareja alcohólica que se había casado y divorciado dos veces y cuando lo estaban tratando de volver a estar juntos, por tercera vez. Estaba fascinada por la persistencia de ese amor y también por lo difícil que era para ellos estar juntos.
Era curiosa, y ser una terapeuta de pareja me pareció una cosa natural para mí.
C. P.: ¿Qué características considera que son fundamentales para ser un buen terapeuta de pareja?
M. S.: Uno debe poder tolerar el conflicto, no juzgar, y lograr alcanzar una perspectiva constructivista para darnos cuenta de que la posición de cada uno de los miembros de la pareja es legítima y están en su derecho, esto es esencial. Yo pienso que mis estudios filosóficos me ayudaron a poder ir más allá del bien y el mal, y entender que lo que necesito es concebir los procesos que se dan entre los miembros de la pareja. La mayor dificultad para cualquier terapeuta de pareja es ver a un miembro de la pareja como una víctima del otro. Para ser terapeutas de pareja tenemos que ser capaces de pensar de manera no lineal.
C. P.: ¿Es porque miras al contexto completo, y las familias de origen también? No sólo al villano y la víctima.
M. S.: Sí, creo que ampliar el marco de la pareja ayuda a verlos de una manera más compleja, más allá de víctima y villano como productos de una red que es necesario entender y desde ya transformar.
C. P.: Quizás cuando se ve a cada individuo como producto de su familia y sistemas más amplios, es difícil verlos como "perpetrators"
M. S.: Exactamente
C. P.: ¿Con qué terapeutas se siente mejor reflejada, quiénes son sus referentes teóricos y clínicos?
M. S.: Con el paso de los años, hay muchos terapeutas y escuelas de pensamiento que han influenciado mi trabajo. En los ´70 estudié el trabajo multigeneracional de Bowen, Nagy, Framo, así como los terapeutas familiares más analíticos que estaban en el Instituto Familiar de Chicago en ese entonces como Kramer, Feldman, Pinsof. Con ellos aprendí a ver a las familias en términos de lealtades invisibles, de mandatos y secretos familiares que pasan de generación en generación y que nos influencian sin que lo sepamos. También aprendí acerca de proyecciones mutuas y transferencias que las parejas establecen entre ellos. Todo tenía mucho sentido.
A principio de los ´80 pasé un verano en el Mental Research Institute en Palo Alto, California. Esa experiencia definió los parámetros sistémicos de mi trabajo y me aportó el foco en la resolución de problemas, que es parte integral de mi trabajo. A mediados de los ´80 colaboré con varios terapeutas familiares estructuralistas en Chicago mientras dictaba clases con ellos en el Instituto Psiquiátrico de Illinois. Ellos hicieron que me diera cuenta que estructura y organización son factores importantes en la manera en que una familia funciona o lo hace disfuncionalmente.
Además, mi colaboración con Froma Walsh durante los noventa, me mantuvo focalizada en temas de poder, género y resiliencia. Estos fueron y son influencias esenciales en mi trabajo al que llamo "aproximación multi-nivel" ("multi-level approach"). Diría que Michael White es y fue probablemente una referencia filosófica importante desde que vi una presentación suya en la reunión AFTA (American Family Therapy Association "“Asociación Americana de Terapia Familiar) de 1984. Las perspectivas narrativas y el construccionismo social están bastante alineados con los cuestionamientos filosóficos que he tenido desde principios de mi carrera. Mi trabajo es una combinación de todas estas influencias.
C. P.: ¿En qué difiere su terapia de pareja de otras terapias de pareja? ¿Lo considera un modelo integrativo?
M. S.: Creo que lo que he estado tratando de hacer es reunir ideas clave de varios modelos, considerando estas ideas como diferentes dimensiones de las relaciones de pareja. Veo a cada modelo como resaltador de un ángulo particular. Por ejemplo, el modelo interaccional destaca las secuencias interaccionales entre los miembros de la pareja y las propiedades sistémicas que tienen estas secuencias interaccionales. Minuchin y Haley enfatizaron cuestiones de estructura, jerarquía y poder, que el grupo de MRI (Mental Research Institute) nunca había hecho. Terapeutas familiares intergeneracionales ubicaron a las parejas dentro de sistemas familiares más extensos e identificaron temas que tienen que ver con mandatos y creencias que se transmiten de una generación a otra. Yo creo que todas estas ideas son complementarias más que contradictorias; son diferentes dimensiones o ángulos de la vida de pareja. Nunca entendí por qué había tanta tensión y lucha entre las diferentes escuelas de terapia familiar, porque desde mi punto de vista son complementarias, de hecho.
Entonces, traté de hacer una estructura que ayude a los terapeutas a usar estas ideas relevantes de una manera sistemática y discriminada. La mayoría de los terapeutas que se inician, están desbordados por la cantidad de modelos e ideas disponibles en el campo de la psicoterapia familiar. Me tomó 30 años integrar este cuerpo enorme de ideas de una manera coherente, por lo cual no espero que los terapeutas nóveles lo hagan de la misma manera. La integración no es sólo juntar ideas, tiene que tener cierta lógica. Siento que en la mayoría de los programas de entrenamiento se espera que los estudiantes integren tempranamente, y me parece que esto es pedirles demasiado.
Trato de integrar ideas de diferentes modelos de una manera comprensiva y flexible, para darles puntos de elección a los terapeutas. No creo que una teoría sea mejor que otra, cada una es útil en diferentes momentos de la terapia o en los diferentes casos de terapia, y trato de ofrecer criterios sobre cuándo y cómo usar las diferentes ideas. El modelo integrativo que propongo es diferente de aquel de Sue Johnson, por ejemplo, porque considero que hay varios niveles que se deben tener en cuenta. El problema con las aplicaciones recientes de la teoría del apego a la terapia de pareja no es la terapia de pareja en sí misma sino el hecho de que se la está considerando de una manera reduccionista. Muchos de los terapeutas que están siguiendo esta línea, han perdido la dimensión contextual eintergeneracional de su trabajo, y se quedan sólo con el poder de la historia. Eso no es sistémico. Mantener el foco exclusivamente en lo diádico e histórico es perderse mucha información de lo que está pasando. Si no se consideran los múltiples contextos, la estructura, y el poder de la dinámica de la relación de pareja en términos de género y cultura, no se puede ser un buen terapeuta.
C. P.: ¿Cree que su modelo es útil para estudiantes, que pueden tenerlo como modelo, como guía?
M. S.: Obtengo devoluciones de psicólogos que se están iniciando y asistentes a Workshops que dan cuenta que la aproximación multi nivel les da un mapa de ruta y una mayor claridad de metas mientras avanzan. En el Instituto Ackerman los pasantes me dijeron que el ciclo de vulnerabilidad es una base para ellos. Desde ya que no hay concepto que valga como única respuesta. El ciclo de vulnerabilidad es un concepto integrativo fundacional para el trabajo.
C. P.: ¿Cómo es el manejo de la confidencialidad en la terapia de pareja? ¿Es difícil trabajar con los valores de la pareja, sin imponer los propios?
M. S.: El problema de los valores existe en cualquier tipo de terapia. El training en filosofía me ayuda a mantener la posibilidad de perspectivas múltiples. Mantener la posibilidad de perspectivas múltiples nos ayuda a pensar de una manera menos crítica. Es por supuesto una lucha constante para mí y creo que para otros terapeutas también, separar lo que está bien para nosotros y lo que está bien para otras personas. Es un desafío constante.
C. P.: ¿Cómo desarrolló el "multi-level approach"? ¿Cuál fue la motivación? Tiene un respaldo teórico que proviene de diversas corrientes y escuelas, ¿fue difícil la integración?
M. S.: He estado desarrollando este camino de ruta desde mediados de los ´80. En los ´70 estuve expuesta a todos los diferentes modelos que se estaban desarrollando en ese entonces. Gente como Bowen, Minuchin, Papp, todos venían a Chicago a dar conferencias. Experimenté personalmente el estilo Bowen con mi propia familia, estuve expuesta a la terapia familiar psicodinámica cuando trabajé con Charles Kramer y Bill Pinsof, en el Instituto familiar de Chicago. También pasé dos veranos en el MRI. Había otro instituto en Chicago, el "Institute for Juvenal Research" que trajo a Minuchin, Whitaker, Haley, a la ciudad -ellos eran estructurales estratégicos. Estuve expuesta a todo lo antedicho y estaba entusiasmada por diferentes aspectos de varios modelos. Pensaba que no era efectivo usar estas ideas de manera puramente intuitiva, en psicoterapia se transformaban en un popurrí de ideas y en un proceso terapéutico desordenado. Estuve influenciada por el trabajo de Bill Pinsof, quien pensó mucho acerca de la integración, y entendí que era necesario pensar en cómo juntar estas ideas, para poder saber hacia dónde me dirigía y qué perseguía en cada etapa del proceso terapéutico.
C. P.: En los últimos años ha venido desarrollando teóricamente el tema de la infidelidad en la parejas y el modo en que se trabaja con ella en la terapia ¿Fue a partir del trabajo clínico, de historias de vida? ¿Cuál fue la reacción de sus colegas en NYC? ¿Le parece que en Brasil hubieran tenido la misma reacción?
M. S.: Cuando iba de visita a Brasil, a menudo hablaba con gente que estaba viviendo affairs e infidelidades y aprendí que esos affairs estaban normalmente relacionados con perseguir el amor romántico, la pasión y la libertad.
Aunque los affairs son una experiencia difícil desde la perspectiva de una relación de pareja son experiencias humanas comunes"¦
Pero, ¿cómo empecé a escribir acerca de la infidelidad? Me dí cuenta de que tenía diferentes premisas en contraste a mis colegas en Estados Unidos y comencé a dar jornadas acerca de esto. Luego, Evan Imber Black me pidió que escribiera un ensayo sobre este tema para "Family Process". De hecho tenía miedo de hacerlo ya que era consciente de que la manera en que yo pensaba acerca de la infidelidad cruzaba una línea cultural: por querer comprender el significado de los affairs, aceptar que los affairs pueden ser una fuente de vitalidad en la vida de un individuo, darme cuenta de que la gente a veces tiene affairs que ayuda a sus matrimonios, todas esas ideas eran amenazantes en el contexto de la cultura americana.
En el curso en el que co-enseñé en Chicago por 10 años con un colega americano, me mi cuenta de qué manera diferente trabajábamos. Mientras yo siempre había tenido la postura de saber los secretos individuales y había aprendido a manejarlos en la terapia de pareja, mi colega se estremecía ante la sola idea de guardar un secreto. Fue sólo cuando conocí una terapeuta europea, y empecé a hablar acerca de esta disonancia cultural que experimenté, y ella "“feliz y aliviada"“ me dijo: "Michele, tenés que escribir acerca de tu forma de trabajar, yo también me siento extraña y distante de la perspectiva americana, es necesario mostrar esta perspectiva diferente"
Las reacciones a mi artículo me sorprendieron. Muchos terapeutas americanos que verdaderamente respeto me llamaron y mandaron e-mails para felicitarme por mi coraje, gente como Peggy Papp, Kathy Weingerten, Esther Perel, Ellen Watchel. Los mensajes telefónicos decían " ¡Qué alivio que haya alguien que articule esas ideas!" " ¡Nadie con mente crítica podría soportar la manera moralísitica en que se trataron las infidelidades en el campo, pero no sabíamos cómo salir de eso!" Peggy Papp me dijo "siempre supe que los affairs no tenían que ver solamente con la falta de confianza, o solamente con la traición, pero por alguna razón nunca pude articular qué era lo que estaba
mal con esta perspectiva". Mi conclusión fue que la infidelidad hasido mal abordada desde el comienzo por Frank Pitman y la mayoría de los terapeutas quedaron atrapados allí luego. La perspectiva de "trauma y traición" muestra cómo la cultura quiere ver a los affairs y es difícil cortar con eso, sabés?
Entonces, al final estuve contenta de haber escrito ese ensayo y estoy empezando a ver que expertos en infidelidad están comenzando a hacer correcciones acerca de sus bases culturales. Me siento bien por eso. Aunque, es irónico que cuando voy a Brasil, o hablo con terapeutas argentinos, franceses, holandeses lo que digo no es algo que ellos no sepan. Terapeutas de otras culturas están contentos de escuchar que estoy articulando una perspectiva multi cultural pero ya es la manera en que ellos piensan. Lo que posiblemente haya hecho es publicar esta alternativa de pensamiento.
C. P.: Parece una idea clave el hecho de que la infidelidad no siempre es traumática o tiene secuelas negativas.
En este sentido ¿es siempre bueno "confesar" la infidelidad en terapia de pareja?
M. S.: Todo depende de la situación particular. Evan Imber Black habla acerca de que en el hecho de decir los secretos no hay bien o mal, todo depende de las personas, del contexto, de la cultura. Cuando consideremos la revelación de un secreto, la pregunta que deberíamos hacernos es: ¿Cuál es la intención detrás de la revelación?

¿Qué consecuencias espero de esa revelación?
C. P.: Desde que comenzó a trabajar con infidelidad en terapias de pareja en NYC, ¿ha observado cambios en el significado que las parejas otorgan a este fenómeno?
M. S.: Hay un tema con la pornografía en un número reciente del Psycotherapy Networker. De hecho, pornografía y uniones por Internet se han convertido en uno de los grandes temas de las relaciones de pareja. Hoy en día, hay muchísima gente adicta a esa forma de relacionarse.
C. P.: ¿Cuáles han sido las situaciones clínicas más difíciles que se le presentaron?
M. S.: Creo que fue un caso en el que la amante me llamó y la pareja era la amante y el hombre casado. Tuve que pensar mucho en cómo conducir el proceso. No fue exactamente la situación más difícil pero fue desafiante e interesante. Y útil. Los amantes decidieron separarse y él empezó terapia con su mujer. Pero si pienso bien, los casos más difíciles normalmente son aquellos en donde un hombre de mediana edad que se siente exitoso y todavía joven, se siente con el derecho de cambiar su compañera por una pareja trofeo, dejando a su mujer 30 o 40 años atrás. Lucho con la inequidad de género de esos casos. Tuve varios de esos casos y los encuentro muy dolorosos.
C. P.: ¿Considera que las nuevas tecnologías y sitios como Facebook, Twitter, etc., donde existe una alta exposición,influyen en las relaciones de pareja y por ende en la tasa de infidelidad?
M. S.: No estoy segura de Facebook o Twitter específicamente, pero sé que hay sitios de chateo donde la gente entra específicamente para interacciones sexuales que son probablemente más relevantes que Facebook. Hoy es incluso más fácil encontrar compañeros y mantener relaciones a largo plazo sin tener que dejar el hogar. Internet afectó la manera en que la gente explora su sexualidad.
C. P.: ¿Más los sitios sexuales o pornográficos que los sociales?
M. S.: Veo las redes sociales como una nueva manera de relacionarse, no es necesariamente amenazante para un vínculo de pareja. No conozco a nadie por debajo de los 35 años que no participe en Facebook. Pero estas nuevas redes le dan a la gente más oportunidades y mayor acceso para las relaciones, alrededor de todo el mundo. Este acceso a través de Internet creó un nuevo triángulo amoroso.
C. P.: ¿Considera que la infidelidad es un fenómeno que sigue en aumento en Estados Unidos?
M. S.: La infidelidad es difícil de medir, pero he leído en publicaciones "“había un artículo larguísimo en la revista Newsweek sobre eso"“ que hay más mujeres teniendo affaires. Tiene sentido que las mujeres al ser más independientes estén dispuestas a correr ese riesgo. Es difícil investigar la infidelidad porque la gente miente y no quiere hablar acerca de sus affaires abiertamente. Normalmente las infidelidades son privadas y secretas.
C. P.: Si, y quizás las estadísticas de las mujeres subieron porque antes no lo dirían y ahora sí"¦?
M. S.: Quizás. Simone de Beauvoir habló acerca de las infidelidades de las mujeres, como relacionadas con el hacerse cargo de sus cuerpos y sus deseos. Creo que como las mujeres se independizaron financieramente también se sienten con más derecho a tener los privilegios que tuvieron los hombres durante siglos.
C. P.: ¿Cómo ve el futuro de la terapia de pareja? ¿Cuál sería su consejo a terapeutas que se están iniciando en este campo?
M. S.: Me gustaría ver programas de entrenamiento con un carril exclusivo para terapia de parejas. Hay tanto sucediendo en la díada de la pareja, que creo que arrojar la terapia de pareja en medio de la terapia familiar no funciona más"¦ Desde ya que la terapia de pareja es una dimensión de la terapia familiar, de la misma manera que las relaciones padre-hijo lo son. Las cuestiones del amor romántico,sexualidad, monogamia, y mantener relaciones a largo plazo son temas muy complejos en el mundo de hoy. Todas estas cuestiones son fundamentales, preguntas existenciales que requieren de mucha atención y foco.
C. P.: Muchas gracias.

 Fuente:
Revista Argentina de Clínica Psicológica FUNDACIÓN AIGLÉ
Virrey Olaguer y Feliú 2679
Buenos Aires, Argentina

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